Sabes esos momentos en los que te encantaría desaparecer así puf... como si nada. Sin que nadie se diera cuenta. Pero en cambio sigues adelante, con la cabeza bien alta porque empiezas a acordarte de aquellos momentos por los que merece la pena. Recuerdas esas tardes de verano tomándote un helado rápidamente para que no se deshaga, esos dolores de barriga porque una amiga te ha echo reír y no has podido parar, piensas en esas personas tan increíbles que te han apoyado en momentos malos, que han conseguido sacarte una sonrisa cuando te salía una lágrima y te sientes agradecida por tenerlas.
Estos y otros muchos insignificantes momentos son los que te hacen grande, te hacen fuerte. Porque grande es aquel que sonríe pese a los problemas, es aquel que se sabe levantar cuando se cae. Simplemente es aquel que tiene esperanzas porque un día su sueño se haga realidad y eso es lo que le hace pensar que en esta vida nada es imposible.
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